A todo aficionado a la fotografía de arquitectura y monumentos, así como al viajero fotográfico, le ha pasado en alguna ocasión que, buscando el mejor punto de vista y la mejor luz, buscando el detalle desconocido o el encuadre que nadie ha observado antes, consigue una imagen espectacular y digna de exponerse bajo el lema “la hice yo”.
Al margen de bromas, los que vivimos en Madrid es probable que tengamos en la cabeza la imagen hiperrealista de la Gran Vía y el Edificio Grassy del pintor Antonio López (arriba), y seguramente alguna de las magníficas fotografías del edificio en esquina con el anuncio de “Schweppes” que han ilustrado los carteles del centenario de la misma Avenida.
Al primero recuerdo verle pintando ese cuadro con cara de esfuerzo y de maestría, cuando yo me dirigía a la Escuela de Arquitectura allá por los primeros años 80; a los segundos me los imagino dando los últimos toques de photoshop a sus fotografías y sintiendo que sus imágenes serán más valoradas que los planos que levantaron esos edificios.
Al margen de bromas, los que vivimos en Madrid es probable que tengamos en la cabeza la imagen hiperrealista de la Gran Vía y el Edificio Grassy del pintor Antonio López (arriba), y seguramente alguna de las magníficas fotografías del edificio en esquina con el anuncio de “Schweppes” que han ilustrado los carteles del centenario de la misma Avenida.
Al primero recuerdo verle pintando ese cuadro con cara de esfuerzo y de maestría, cuando yo me dirigía a la Escuela de Arquitectura allá por los primeros años 80; a los segundos me los imagino dando los últimos toques de photoshop a sus fotografías y sintiendo que sus imágenes serán más valoradas que los planos que levantaron esos edificios.
¿Es esto posible?
¿Puede tener relevancia nuestra fotografía frente al trabajo que supone crear el propio hito?
Poca gente sabe ahora que el edificio Grassy lo diseñó Eladio Laredo o que el edificio Capitol (Schweppes) recibió varios premios importantes en los años 30, aunque sí recordemos su aparición estelar en alguna película de Alex de la Iglesia.
Pues esgrimiendo el Principio de Incertidumbre de Heisenberg, (que tiene entre sus interpretaciones el concepto de que es imposible estudiar algo sin alterarlo ya que el propio acto de medir una magnitud ya altera las demás), podríamos llegar a deducir que el hecho de tomar una fotografía única de algo aparentemente inerte, no es precisamente imposible sino que es, al contrario, inevitable.
Cierto es que esa transcripción del Heisenberg se ha aplicado a campos como la arqueología o la botánica, en las que hay contacto físico con las muestras estudiadas. Pero teniendo en cuenta que en la observación de monumentos intervienen al menos cuatro dimensiones (las tres volumétricas y el factor temporal al movernos) no es descabellado pensar que, igual que el citado teorema argumenta que no se pueden llegar a predecir ciertos pares de variables físicas como la posición y el momento lineal simultáneamente, tampoco podremos tener nunca todas las visiones/interpretaciones en una misma fotografía, aún más sabiendo que además de nuestro particular sentido de la interpretación de las cosas, influyen muchos otros parámetros, ya sea la luz, la meteorología, la vegetación, otros observadores móviles, o una mosca que pasa por delante.
Cierto es que esa transcripción del Heisenberg se ha aplicado a campos como la arqueología o la botánica, en las que hay contacto físico con las muestras estudiadas. Pero teniendo en cuenta que en la observación de monumentos intervienen al menos cuatro dimensiones (las tres volumétricas y el factor temporal al movernos) no es descabellado pensar que, igual que el citado teorema argumenta que no se pueden llegar a predecir ciertos pares de variables físicas como la posición y el momento lineal simultáneamente, tampoco podremos tener nunca todas las visiones/interpretaciones en una misma fotografía, aún más sabiendo que además de nuestro particular sentido de la interpretación de las cosas, influyen muchos otros parámetros, ya sea la luz, la meteorología, la vegetación, otros observadores móviles, o una mosca que pasa por delante.
... Pues ahora aprovecho para decir que tengo “la única”, “la mejor” foto de las Pirámides; no creo que el Faraón Keops se ofenda y me reclame derechos de autor.
En la siguiente entrega comentaré mi versión del concepto de Entropía aplicado a la fotografía y, para que os vayáis haciendo idea, os recuerdo que la entropía según Woody Allen se resume en que es muy fácil sacar la pasta de dientes del tubo y muy difícil volver a meterla, o dicho de otra manera, cuesta dejar las cosas como estaban, pero si la cosa funciona...
.
Rafael Schez.-Montero
No hay comentarios:
Publicar un comentario